Durante la década del ´90 visitamos en reiteradas oportunidades la localidad de Chañarmuyo, en el árido centro Norte de la provincia
de La Rioja, Argentina. Allí, durante varias campañas arqueológicas dirigidas por el gran Don Nicolás, profe para nosotros,
recorrimos gran parte del territorio, nunca dejando de sorprendernos, no solo por la riqueza arqueológica que íbamos desentrañando
día a día, sino por la riqueza humana que fuimos descubriendo. Una de ellas, Doña Zulma Castro, puestera, campesina, madre, amiga,
compañera por suerte de noches interminables de fogón, mate y charlas, nos contaba de unos lugares donde iban de niños en
busca de "tiestos" y "ollitas". Como muchos otros lugares que relevamos, allí también fuimos, donde surgiendo -o
porque no espiando nuestro andar- desde un inmenso barranco pudimos fotografiar lo que llamamos simplemente "la carita".
Dentro de la literatura arqueológica regional, y en términos técnicos, se trataría del rostro de una figurina antropomorfa –posiblemente entre 8 a 10 cm de largo- lograda en cerámica bajo cocción oxidante, las cuales se adscriben dentro de la cronología del NOA (Noroeste Argentino) al Periodo Medio o de Integración Regional (600 DC - 1.000 DC), particularmente a la Cultura "La Aguada". La mirada expectante de "la carita" nos representa a quienes nos acompañaron, nos aconsejaron, nos cuidaron y sobre todo nos enseñaron a caminar por la vida. Nuestro humilde homenaje a ellos.